Silencio.

Tras otro día más de lluvia, no puedo evitar redactar algunas líneas sobre ella. Esta pequeña dama transparente que surge de entre las caballerosas nubes creo que ya me ha robado el corazón. Pero aveces la odio, por que me asila del mundo y con su música me incita a irme a mi mundo y alejarme de todo. 

Pero también la amo, por que cuando ella aparece en mis días, pese a que el cielo este gris, yo veo claridad entre sus gotas. Este pequeño y milagroso ser natural me hace ser como soy, sin tapujos ni miedos, me hace reflexionar sobre lo que tengo, lo que soy, y lo que quiero. Me ayuda a pensar con la cabeza fría y a tomar las decisiones adecuadas.

La lluvia. Ese detalle que tiene la naturaleza con el mundo, con el que todos soñamos ser besados algún día mientras sus gotas rozan nuestra cara.

Sus gotas. Pequeñas y aveces tímidas, pero cuando se unen pueden llegar a salvar a una familia de agricultores de la sequía de su campo, o bien puede traer a otra familia en la ciudad la desgracia por llevarse su casa, y con ella su vida, río abajo. 

Su transparencia. En ella se reflejan las caras de todos cuanto las observamos desde el silencio. En la transparencia de sus gotas se puede ver el color de todos nuestros sentimientos, haciendo que la lluvia, deje de ser lluvia de agua, para ser una lluvia de sentimientos.

Todos nos hemos quejado alguna vez de ella, pero después de cada tormenta vuelve la paz y la tranquilidad. El reino del silencio toma el control después de la tormenta. Todo vuelve a la normalidad. Todo, menos yo.

Judith.