Giro de 360º.

Una mirada, una sonrisa, una brisa de aire con su perfume. Un minuto, un segundo, una vez, un instante. Un diminuto momento comparado con el universo, no es más que eso. Y así, como aveces, en cuestión de días, horas o milésimas de segundo, te cambia la vida. Das un giro loco de 360º en el que todo cambia, tú cambias, tu forma de actuar cambia, tu sonrisa cambia. Cambias por algo o por alguien, pero a partir de ese giro repentino, te puedo asegurar que ya nada volverá a ser lo mismo, que desde ese momento todo, repito TODO cambiará, por que nada llega a nuestras vidas por casualidad, lo queramos o no cada acción tiene un final y una consecuencia, ya sea buena o mala.

Hay giros que son fantásticos, que te dejan el alma y el corazón descolocados, pero de la emoción y de la alegría, que te dejan sin aire en los pulmones por que todo el aire que estos contenían se ha esfumado en una larga carcajada. Hay giros que son inolvidables, que marcan un antes y un después en tu vida, giros que son especiales.

También hay giros que te dejan tocado, pero no hundido, hundido nunca. Es posible que esos giros sean los que más te marcan, pero no tanto, por que son giros que te conducen a una espiral negativa y de la cual tarde o temprano tendrás que salir. 

Mientras que ese giro de 360º no llegue a tu vida, recuerda que el presente es un pequeño regalo, un descanso entre el ayer y el mañana, un parpadeo mientras vives. Y por eso, por que es un regalo, tienes que aprovecharlo, dejando de lado el pasado y siendo feliz, sin mirar atrás. ¿Y del futuro? Bah, ese que nos amarga la vida pensando en lo que podrá ser o en lo que será, lo mejor es olvidarse a tiempo parcial de él. 

Y sobretodo, sonríe. Si quieres, yo voy a por la goma de la mascara que te dibuje una sonrisa. Contra mayor es tu sonrisa, más cercano puede estar ese giro de 360º que te cambie la vida, quizás no sea hoy, quizás tampoco mañana, incluso puede que tampoco sea de aquí a dos meses, pero llegará, yo sé que te llegará, y cuando llegue, solo te queda agarrarte fuerte a las cuerdas del giro para no soltarte ni un sólo momento de esa aventura.

Judith.